11.5.10

11 de Mayo, primer día.

Hoy volví al secundario. Empecé las prácticas de la mejor manera: con un acto por el día del Himno Nacional. Hace booooocha q no asistía a un acto completito completito y, la verdad, no cambiaron mucho:
1- La directora pide silencio enojada
2- Entran las banderas de ceremonia,
3- Cantamos el himno (esta fue mi parte favorita)
4- Leen un discurso aburrido en alusión a la fecha
5- Se retiran las banderas y se pierde la seriedad

Me encantó. Sentí q volvía a la adolescencia, a la escolaridad, al valor del colegio como aventura social más q educativa, volví a comprender la gravedad de un examen de contabilidad y lo fundamental de la enemistad con el otro curso; me acordé de lo maravilloso q es preocuparse por los colores de la remera y considerar insignificante la política nacional. Recordé q ser adolescente está buenísimo, porq si tenés dudas te moves igual, porq haces de lo insignificante algo divertido, porq las risas son el idioma y lo absurdo es el motor. Cuando sos adolescente la vida es auténtica.
Con semejante evocación del pasado (casi la magdalena de Proust) obviamente quise ser una de ellos. Estaba emocionalmente más cerca de los chicos en fila y uniformados pensando en las horas de clase q perdían con el acto, q de los profesores pensando el las horas de clase q perdían con el acto. De López y Planes? Pfff…
Sin embargo identificarme con ellos no estaba del todo bien, se supone q mi función como practicante era la de jugar a ser docente, no? Cómo iba a caretearla de profe si me sentía enteramente estudiante.
Por suerte mi crisis de roles duró poco, los chicos me mostraron rápidamente q yo nunca iba a ser una de ellos. Miradas desconfiadas, comentarios por lo bajo y actitudes distantes me dejaron bien clarito q no formaba parte de su equipo. Un garron.
Después del acto nos fuimos a sacar fotos por la ciudad de Salta (en mis tiempos eso no se hacía che) y ahí pude ver la esencia adolescente fuera de una institución. Se mueven libres, despreocupados, a un ritmo q no siempre coincide con el de la profesora, elijen con quien hablar y cuándo callar. Se divierten y no molestan a nadie, quizá incomodan a los adultos, porq siempre incomoda la nostalgia.
Las risas suenan iguales, las conversaciones son parecidas, las bromas y las palabras se asemejan a las de hace casi diez años…
Sin embargo los chicos no son iguales: sus polleras son mucho más cortas, su maquillaje es más llamativo, el cabello es completamente ininteligible y su música me suena a ruido… O por ahí no, en una de esas nada de lo q opino es real, en una de esas soy yo q estoy envejeciendo. Veremos qué sucede el próximo martes, en una de esas lo chicos no lo descubren.